Las cuatro maravillosas islas Baleares, situadas frente a la costa este de España, se cuentan entre los lugares de vacaciones más solicitados de Europa gracias a sus playas resplandecientes, su clima soleado durante todo el año y sus atractivos hoteles. Sin embargo, el exceso de turismo en estas idílicas islas españolas se ha convertido en un problema importante en los últimos años, ya sea debido a la cultura de la fiesta que emigra a Ibiza y Mallorca o a la afluencia de veraneantes en busca de sol a Formentera y Menorca. Para convertirse en “el primer destino circular del mundo”, las autoridades baleares han asumido una posición de liderazgo en España aplicando una serie de nuevas medidas de turismo responsable. El objetivo es desarrollar una industria turística más sostenible y equilibrada que responda también a las exigencias de la población local y del medio ambiente de las islas.
Baleares recibió unos 16,5 millones de visitantes en 2022, cifras comparables a las anteriores a la pandemia de 2019. En comparación, toda la región de Andalucía recibió unos 30,7 millones de visitantes en 2022, frente a los 14,5 millones de las ocho Islas Canarias en España. Los objetivos a largo plazo de las Islas Baleares incluyen ahora reducir el número de visitantes en verano, promover los viajes fuera de temporada y aumentar los viajes culturales en profundidad que beneficien a las poblaciones locales. “La estrategia turística de Baleares se basa fundamentalmente en la sostenibilidad y la economía circular. Es esencial que preservemos el entorno natural y la historia cultural de nuestras islas para que los residentes presentes y futuros puedan disfrutar de ellas “informa a Lonely Planet Iago Negueruela, consejero de Turismo de las Islas Baleares. “Nuestras islas tienen mucho más que ofrecer que sol y playa, e instamos a los viajeros a viajar fuera de temporada alta para apreciar nuestra oferta cultural, gastronómica y activa, distribuyendo así el flujo turístico a lo largo del año.”
¿Pasar la noche? Hay que pagar una tasa turística
Las Islas Baleares se convirtieron en 2016 en la segunda región de España en promulgar un impuesto turístico, siguiendo los pasos de su vecina peninsular, Cataluña. El Impuesto del Turismo Sostenible, a veces conocido como ecotasa, es un gravamen que puede oscilar entre 1 y 4 euros por persona y noche en alojamientos para viajeros. El dinero se utiliza para ayudar a iniciativas locales de conservación, como la preservación de las praderas marinas de posidonia, que producen el oxígeno que confiere al mar Balear su conocido tono azul, y la restauración de varios refugios de montaña en la poco desarrollada Serra de Tramuntana de Mallorca. La Comunidad Valenciana acaba de aprobar una tasa turística que entrará en vigor en 2024, y se rumorea que otros muchos lugares turísticos españoles de renombre, como San Sebastián, Granada, Málaga, Sevilla y Santiago de Compostela, también se lo están planteando.
Prohibición de nuevos hoteles y otros alojamientos turísticos
Por ello, las islas aplicaron en 2022 una restricción a la construcción de nuevos hoteles y otros alojamientos turísticos (incluido el alquiler de apartamentos) hasta al menos 2026. Los alojamientos existentes sólo podrán ampliar o renovar sus estructuras en un 15%, y únicamente con la condición de que el número de camas se reduzca en un 5%. Debido a la creciente preocupación de que la subida de los alquileres esté expulsando a los habitantes locales, las viviendas turísticas tipo Airbnb están prohibidas en Palma, la capital de Mallorca, desde 2018. La protección de la población local empleada en el sector turístico es otro factor importante. Entre las medidas recientes se incluye el requisito de que todos los hoteles de cuatro y cinco estrellas dispongan de camas elevables para ayudar a prevenir lesiones y esfuerzos forzados entre el personal de limpieza.
Menos ruido, menos contaminación y restricciones al alcohol
Formentera, la hermana balear de ritmo más lento a la que aún solo se puede llegar en ferry, frente a la costa sureste de Ibiza, ha restringido el acceso en coche durante la temporada alta desde 2019 en un esfuerzo por conservar sus espacios naturales. Los visitantes no baleares que deseen conducir un coche o una moto aquí desde mediados de junio hasta mediados de septiembre deben solicitar con antelación un permiso y, si se acepta, pagar una tasa diaria de 3 euros (mínimo 15 euros en total) o 1,50 euros (mínimo 7,50 euros en total); los híbridos reciben un descuento del 50%. Los vehículos eléctricos están excluidos del coste. Como resultado del nuevo estatuto de la Reserva de la Biosfera de Menorca, aprobado en enero de 2023, Menorca también planea actualmente un programa similar que podría comenzar ya este verano.
Los visitantes también deben reservar con antelación para entrar en el Parc Nacional Martim-Terrestre de l’Arxipèlag de Cabrera, en Mallorca, el único parque nacional de Baleares con una alta concentración de avifauna. Solo se permite la entrada de 200 a 300 personas al día, y únicamente a la Illa de Cabrera principal, de Semana Santa a octubre. Desde 2020, hay restricciones en la cantidad de bebidas alcohólicas que pueden servir los resorts de todo incluido en los hedonistas puntos de Ibiza y Mallorca. Las islas mejoran continuamente sus conexiones de transporte durante todo el año, como el recién inaugurado servicio de Vueling entre Londres y Menorca durante todo el año. Mientras esto ocurre, algunos hoteles locales ya se están arriesgando y permanecen abiertos todo el año.
Cómo puede hacer una contribución responsable
Existen numerosas oportunidades de participación responsable para los visitantes de las Islas Baleares. ¿Por qué no evitar el billete de avión y utilizar las fiables conexiones marítimas de las islas con la península? ¿Quizá comer en restaurantes independientes que ofrecen cocina balear e ingredientes de temporada justo delante de su puerta? Además, puede ir de compras a los mercados de agricultores y galerías de arte del barrio, elegir actividades de bajo impacto como montar a caballo o en bicicleta, a ser posible con un guía local experto, y descubrir las muchas tradiciones distintivas de las islas, como la fabricación de queso y la recolección de plantas para el conocido licor de hierbas de Ibiza. Busque una base acreditada que se dedique de verdad a un turismo más sostenible. Puede tratarse de magníficos agroturismos rurales que conservan las tradiciones regionales o de elegantes hoteles boutique que revitalizan viejas estructuras al tiempo que hacen hincapié en los esfuerzos ecológicos.
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